sábado, 24 de marzo de 2012

Capitulo Quince " Avería"


    " Acerba semper et immatura mors eorum qui inmortale aliquid parant"
      Siempre resulta dura y prematura la muerte de aquellos que preparan algo inmortal.


       A bordo de la "Siete de Julio"

     Dentro del vehículo todos estaban en silencio. La muerte del viejo de la Chantrea derrumbó el ánimo de sus ocupantes. El sonido del walkie devolvió un poco de vida en la oscuridad del vehículo.
   -Aquí Julia-todo bien por allí?-cambio
   -Bueno-respondió Merlín-más o menos, cambio.-
   -¿Por donde vamos hacia Berriozar?,cambio
   -Iremos hasta la Ciudadela y de allí cogeremos hacia Baja Navarra hasta la rotonda de Burlada. Prefiero ir por la ronda Oeste y evitar el centro de la ciudad. En teoría hay menos inhumanos en las afueras-informó Merlín.
   -Entendido-dijo Julia desde dentro de su Oruga Uno.
   -Australiano-dijo Carlos,  para romper un poco el frío causado por la muerte del viejo de la Chantrea- ¿qué fue lo que escribiste en la pared del Reyno de Navarra?
   -"GMC"-dijo- Gold Coast Melbourne, mi club de Australia-
   -¿Juegan al fútbol en Australia?-se mofó Matías-
   -Por supuesto-respondió enfáticamente-
   -Sí- dijo Merlín-juegan al fútbol con los canguros,jajajaja- su risotada retumbó en todo el interior mientras la única que estaba ajena a la conversación era Andrea que con un ojo apoyado en una de de las mirillas observaba como había quedado Pamplona después del asalto de los muertos vivientes.
  -El vehículo de Jota Jota atropelló a dos caminantes . Uno de ellos se estampó contra el acrílico que recubría la parte delantera del Oruga Dos. Durante unos segundos el inhumano miró con su cara sin alma el rostro de Jota Jota. Fue solo un instante, pero valió para que Jota Jota nunca más la olvidara. Un rostro sin expresión humana y una cara con cicatrices y parte de ella con magulladuras y cortes. Fue un segundo. El cuerpo se desenganchó de las uñas de la Oruga Dos y cayó delante de las pesadas ruedas que no dudaron en pasarle por encima. Jota Jota dió un pequeño salto y continuó su marcha  rumbo a la Plaza de los Fueros.
   Al llegar a la Avenida de Yanguas y Miranda vieron como una gran masa de inhumanos,(cerca de quinientos) corrían detrás de unos perros salvajes y rabiosos que se detenían y les hacían frente.
   -Esto ya lo hemos visto hace poco, no Carlos?-preguntó Matías, en referencia al incidente del Yamaguchi-
   -Sí, Matías-dijo con su mirada puesta en la mirilla.
   El australiano acariciaba los anillos de la muerte, esa arma antigua diseñada por Julia. Se trataba de una antigua arma medieval que consistia en aros de una sola pieza muy afilada que era capaz de seccionar miembros de un solo golpe. Ya lo habían probado y daba un eficaz resultado. Estaba esperando usarlos, les recordaba a los boomerang con los que jugaba en Australia. Doblaron rumbo a  Baja  Navarra y pusieron rumbo a la rotonda de Burlada. La Avenida estaba llena de automóviles abandonados. La Plaza de las Merindades tenía en el centro de la fuente un automóvil de policía todo incendiado y oxidado por el tiempo. Abstraído en sus pensamientos iba el autraliano cuando una poderosa explosión resonó en el ambiente. Una explosión que a baja escala le recordaba aquel accidente de avión ocurrido en Iturrama y el cual le había condenado a quedarse en Pamplona.
   -Qué pasa?-gritó Andrea.
   -Reventamos un neumático!. El pesado vehículo, a pesar de ir a poca velocidad, costaba mantenerlo firme. Se fue contra la acera, se subió a ella y se estampó contra unos árboles. Ante esto, las dos Orugas se detuvieron en seco y retrocedieron rápidamente.
  -¿Están bien?-preguntó asustada Julia,pero nadie respondió. Subió con su vehículo a la acera y le hizo una seña a traves del acrílico a Jota Jota. Se apostó delante del " Siete de Julio" y quiso ver la abertura delantera pero no veía nada.
   -Merlín?-estás bien?le preguntó Carlos.
   -Si,si-le respondió-con un golpe en la rodilla
   -Los demás?-preguntó Merlín
   -Yo estar bien-dijo el australiano
   -Yo también-dijo Andrea-aunque tenía un corte en un brazo.
   Como consecuencia del choque el walkie había volado y en el medio de la oscuridad nadie lo encontraba. Fuera Julia tocaba el claxon. Merlín se asomó a la abertura frontal y le hizo un gesto con el pulgar levantado. Julia respiró más aliviada.
   -Colócate un trapo en la herida- le dijo Matías a Andrea.
   Carlos ayudó a Andrea a ponerse un vendaje improvisado en su brazo-en cuanto lleguemos irás rápido a ver a Tomás-le dijo.
   La situación no era nada cómoda. El vehículo metido entre unos árboles y la marquesina de la parada de autobús y del otro lado unos cuantos inhumanos que con su poderoso olfato de carne humana se iban arremolinando ante el "Siete de Julio"..
  -Dale arranque Merlín-dijo Matías.
  Aunque el impacto no había sido muy fuerte, uno de los laterales había resultado dañado y por una de las planchas de metal colocada en él entraba luz entraba luz del exterior, demasiada.
  Merlín dió encendido con la llave. Como respuesta tuvo el sonido ronco del motor que no arrancaba. Otra vez y nada.
   -Se debe haber desconectado algún cable-Dijo el australiano.
   -Quieres bajar a ver qué es?- le preguntó burlonamente Carlos.
   -Nada-dijo Merlín-se agachó y empezó a buscar el walkie. Cuando lo encontró dijo-Jota Jota y Julia me escuchan?,cambio-
   -Aquí Julia,te escucho,cambio-
   -Aquí Oruga Dos-respondió Jota Jota.
  -Tenemos problemas-continuó Merlín- el "Siete de Julio" no nos arranca y además tenemos un huequito en el lateral izquierdo. Necesito que uno de vosotros se coloque cubriendo ese lateral y vamos a pensar un poco como salimos de aquí.
  -Voy yo dijo Jota Jota-
  -Bien-dijo Merlín-Tú Julia,que te conozco, no comiences con tus luchas de caballería. No tenemos mucho combustible para desperdiciar. Así que por favor colócate a un costado de Jota Jota y apaga el motor.
  -Entendido-dijo de mala gana
  -Qué vamos a hacer?- le preguntó el australiano.
  -Evidentemente que el " Siete de Julio" no se mueve-dijo Merlín-para continuar-juntemos todas nuestras cosas, todas la armas y lo que podemos hacer es subirnos en las jaulas de las orugas de dos en dos y volver a la Ciudadela- Le diremos a Julia que se coloque detrás,abriremos la puerta trasera y subiremos dos en la jaula. Mientras Jota Jota seguirá custodiando el agujero del lateral-
  - Es un poco peligroso abrir la puerta de atrás. Has visto como está la calle?-le dijo Andrea.
Y era cierto. Aquella plaza de Merindades que en la antiguedad era uno de los centros neurálgicos de Pamplona con su bonita fuente en la rotonda y sus edificios señoriales en las esquinas estaba ahora toda destruida. Su fuente con un auto policial quemado. Esos negocios que llenaban sus escaparates de ropas de marca ahora con sus cristaleras todas rotas, algunos incenciados, esqueletos de inhumanos y humanos por todos lados, suciedad y aquellos pájaros negros por todos lados. Era como si lo salvaje se hubiera adueñado  de Pamplona. Como si el único resto de humanidad del mundo estuviera en esa Ciudadela y en esos vehículos. Resto de humanidad ya que la vida podía adoptar diversas formas: como la de los inhumanos; que al fin y al cabo era una forma de vida que luchaba por sobrevivir. ¿ o no? Costaba creer que esas gentes que antes desarrollaban una vida normal, que trabajaban, amaban, que iban de compras, de vacaciones, que tenían familias , que celebraban cumpleaños y fiestas, que tenían las ocupaciones y preocupaciones de la gente normal ahora estaba reducidos a esto. A criaturas que deambulan por las calles, sin pensamientos, sin sentimientos y con un único instinto: el de la supervivencia.
   -Atención Merlín- dijo con voz preocupada Julia.
   -Si, Julia, te veo y lo que veo no me gusta- contestó.
El vehículo de Julia estaba rodeado de inhumanos. Muchos. Con sus gruñidos, sus uñas como garras, sus rostros sin cara, sus pelos descoloridos y sus ganas de comer carne fresca...Muchos de ellos se estaban trepando por la jaula posterior del Oruga Uno. Otros se subían a las uñas delanteras de la máquina de descargar. Julia miró al vehículo de Jota Jota y estaba en igual situación. Los inhumanos subiendo hasta estar casi pegados a la cabina del piloto. De las calles adyacentes también venían más inhumanos. Alguno que otros lo hacían corriendo y era fácil ver peleas entre ellos por alguna rata, algún perro o algún jabalí.
  Un inhumano cogió una piedra bastante grande y empezó a golpear el acrílico del Oruga Uno. Julia gritó.
  -No puedo aguantar más así Merlín!- y arrancó su máquina. Empezó a dar para adelante y para atrás. Los inhumanos empezaron a caer. Después avanzó unos metros y embistió a unos cuantos. Eso era lo que le gustaba. Ver como eran revoleados por los aires. Desde dentro los ocupantes miraban la escena. Jota Jota apenas podía ver. Estaba cubierto de inhumanos que le mostraban sus caras pegadas al doble acrílico. Arrastraban sus fauces contra la protección como queriendo entrar por ósmosis. Hasta que empezaron con las piedras a golpear el vehiculo. Uno de estos bloques grandes lo astilló un poco. Jota Jota arrancó también su motor.
  -Merlín!, esto se me complica. Tendré que empezar a dar vueltas! Y dicho esto eran dos máquinas las que volteaban inhumanos como bolos. Pero dejó el lateral descubierto.
  -Las armas,rápido!-exclamó Merlín.
   Todos hicieron caso simultáneamente. Andrea cogió un arco, unos cuantos aros metálicos( al que le apodaban "la rueda de la fortuna"). El arco se lo colocó en la espalda con sus fajos de flechas y con la derecha sujetaba un hacha. El australiano tomó una lanza y colgó en su cinturón un hacha y en la pequeña mochila que siempre llevaba varios aros. Por su parte Merlín, Carlos y Matías se aprovisonaron de todo lo que pudieron. Las tres hachas restantes, la lanza del viejo de la Chantrea, los arcos y la única arma de fuego con sólo tres balas en la recámara.
   Los inhumanos empezaron a agolparse en torno al vehículo. Unos trepaban por la parte delantera y se subían al techo. Se sentían encima de ellos. Una sensación de agobio los invadió. Otros inhumanos empezaban a asomar sus caras en el lateral roto y otros con sus garras comenzaron a agitar las planchas. Estas planchas metálicas eran bastante fuertes. Pero cuando saltan algunos remaches ...y además eran tantos.
 El vehículo empezaba a zarandearse por la acción de cientos de garras al mismo tiempo. Para llevar tanto tiempo sin comer tenían bastante fuerza. Fuera, el sonido de los toros tumbando muñecos no paraba. Merlín cogió el walkie y le dijo a Jota Jota:
   -Jota Jota, tendremos que salir por detrás-
   -Es una locura Merlín-le respondió Jota Jota-Esto es el infierno! Están apareciendo por todos lados!
   -Pero aquí dentro no nos podemos quedar!,en cualquier momento se nos van a meter por el hueco que deberías estar cuidando!
   -Julia!-, me escuchas? dijo desesperado Merlín.
   -Si!, Merlín- le contestó sin dejar de apuntar con su vehículo.
   -Vamos a salir por detrás, necesito que nos abras el camino! Un par de nosotros nos subiremos encima de la jaula de Jota Jota!
  -Jota Jota! ve por detrás y colócate en posición-ordenó Merlín.
 Una plancha metálica cedió y unas cuantas cabezas asomaron por el hueco.
  -Cuidado! gritó Matias al tiempo que con su hacha le volaba el cráneo a uno de ellos.
   Jota Jota tumbó a tres o cuatro inhumanos que tuvieron la mala suerte de cruzarse en el camino y se colocó detrás del autobús. La puerta trasera se abrió un poco pero había demasiadas criaturas como para que se abriera del todo.
   -Acércate más Jota Jota por Dios! exclamó Merlín.
   Dentro, el australiano y Matías a duras penas podían sujetar la placa que poco a poco iba haciendo saltar los remaches ante la horda de seres hambrientos.
   -No podremos aguantar mucho tiempo Merlín! gritó Andrea.
   Uno de ellos logró asomar un brazo dentro del vehículo. El australiano arremetió con una hacha y se lo arrancó. Acto seguido se las ingenió para que por la rendija abierta su arma le quebrara el cráneo. Ese inhumano no sufriría más de hambre.
 De pronto una estampida contra el vehículo. Julia que estampó cerca de diez cuerpos sin almas contra el lateral, pero esto hizo que la placa cediera y unos cuantos brazos empezaran a querer trepar dentro del vehículo.
  -Vamos, vamos!-dijo Iñaki-Julia! despeja el camino!. No había mucho tiempo que perder. Desde su posición Merlín vió como uno de los perros salvajes que deambulaban por la zona estaba a tiro de su arco. Fue todo sorpresivo. La puerta trasera se abrió de golpe, Merlín apuntò su arco y la flecha se clavó en el perro que cayó fulminado. Unos cuantos inhumanos próximos a la parte trasera del vehículo se abalanzaron sobre el animal. Esto los mantendrá un poco entretenidos-pensó Merlín. De un salto Andrea y el autraliano saltaron a uno de las Orugas al tiempo que unos cuantos de ellos se subían al Siete de Julio y avanzaban hacia ellos. Merlín le hizo un gesto a Matías y a Carlos de que se subieran al vehículo de Julia pero estos se negaron.
   -No te dejaremos aquí Merlín!- gritó Carlos.
  El vehículo fue invadido por inhumanos que avanzaba al final de él. Julia miraba sin entender nada. Merlín, Carlos y Matías de un salto pusieron pie en tierra y se alejaron a todo correr de todas aquellas bestias. Un aro metálico desde arriba del Oruga de Jota Jota voló por el aire y le arrancó los ojos a una bestia que tenía enfrente a Matías. Mientras Andrea, con su arco, lanzaba flechazos certeros contra la muchedumbre hambrienta. Se abrían paso a golpe de hachas y lanzas.
  -Por aquí!-gritó Merlín señalando uno de los negocios de la esquina de la calle Sanguesa. De un salto lograron sortear la barricada ubicada delante de él y  meterse dentro. De un golpe pudo Matías cerrar la pesada puerta enmohecida por el tiempo. Fuera Julia y Jota Jota seguían dando vueltas derribando y pasando por encima de las bestias inhumanas.  El negocio, una pequeña oficina de telefonía movil parecía desierto. Estaba oscuro por lo que Merlín encendió su linterna.-No veo nada, el lugar está limpio-dijo.
   Fuera los inhumanos se agolpaban contra las rejas y con sus garras las hacían batir. Pero también es cierto que tanto Julia, como Jota Jota y los otros ocupantes se encargaban de que fueran cada vez menos. Pero era peligroso porque se estaban quedando sin flechas y sin aros. La esquina era un auténtico campo de combate. Ya resultaba difícil hasta para las orugas pasar por encima so riesgo de volcar. Merlín se llevó la mano al bolsillo y al no encontrar lo que buscaba exclamó -Mierda! perdí el walkie!.-No tengo mucho combustible- se dijo Julia-y ahora que hago?- Por un lado sabía que si se quedaba ya no tendría escapatoria porque los inhumanos se le pondrían a su alrededor hasta que consiguieran romper el acrílico Y por el otro sabía que no podía abandonarlos. Mientras Jota Jota lograba mantenerlos a raya fuera del negocio. Se alejo unos metros de ellos e hizo algo impensado. Abrió la puertezuela del Oruga Dos, se bajó y lanzó grito desesperados contra los inhumanos.
   -Venid, venid conmigo bestias!,Vamos, vamos!-Al ver esto los inhumanos que trataban de entrar donde estaban los demás se dieron la vuelta y con su andar torpe se encaminaron hasta donde estaba Jota Jota. Desde dentro Merlín y los demás no daban crédito a lo que veían.
   -Pero que huevos tiene este Jota Jota!-exclamó Carlos.
Jota Jota se subió nuevamente al Oruga y trató de alejarlos de la zona para que se olvidaran de los refugiados. Cuando estuvo como a cien metros dió la vuelta alrededor de la fuente de Merindades y volvió velozmente sobre la oficina pero tuvo la mala suerte de no calcular que el cordón de la calle estaba demasiado cerca y el Oruga dió un brinco que lo hizo volcar.
   -Carajo!-dijo Matías.
El vehiculo tumbado y con el acrílico superior roto. Presa fácil de los inhumanos. Andrea y el australiano lograron ponerse en pie. Al Australiano se le veía un hilo de sangre en su rostro y además cojeaba de su pierna derecha. Andrea, un poco magullada lo ayudaba. Julia se acercó raudamente para socorrerlos. Jota Jota levantó la puertita de su oruga y se subió encima de él. Julia embistió a algunos. Los tres corrieron como pudieron hacía la oficina de la teléfonica donde estaban los demás y en un par de segundos estaban todos dentro.Julia desparramó a los que pudo y se alejó un poco. Ahora ya no tenía dudas de que tenía que hacer. Volvería a la Ciudadela. Solo ella podría avisar que había pasado antes de que se le acabara el combustible. La excursión resultó cara. Con el viejo de la Chantrea muerto, el Siete de Julio inutilizado y una de las únicas dos orugas que había en el fortín fuera de servicio para siempre. Ni se quería imaginar la cara que pondría Iñaki.
   Desde la pequeña ventana los refugiados vieron como el Oruga de Julia se alejaba hasta que no lo vieron más. Lo que antes se tardaba cindo minutos entre a Plaza de Merindades y la Ciudadela ahora parecía un mundo. Algunos inhumanos corrieron con su forma de correr detrás de Julia, otros siguieron con su deambular cansino. Todavía media docena se estaban entreteniendo con el perro muerto a flechazos. Los demás integrantes de la excursión vigilaban con sus escasas armas la escena.Parecía que se habían olvidado de ellos.
   -Menos mal que los inhumanos no tienen memoria-pensó Matías.
  


 
  
  


 
 
 


 
 

  
 

 


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